El ingeniero Fernando Padilla Farfán muestra que un reportaje de la revista Muy Interesante. Trata el trabajo del divulgador científico Robert Clarke que asegura que en el futuro todos seremos macrocéfalos. El tamaño de nuestra cabeza será mayor porque, según advierte, “tendremos un cerebro más grande, con una frente y capas corticales más amplias”.
Los cambios físicos de las personas tienen que ver con el entorno, la alimentación, los hábitos, la actividad física. También influye la mezcla de las razas.
Los humanos estamos en permanente transformación física. No lo percibimos porque los cambios son paulatinos y nuestra vida es demasiado corta para darnos cuenta de la transformación de la especie humana.
Cada generación tiene características muy particulares. Si vemos una fotografía de hace cien años, así no sepamos cuándo fue tomada, las caras de los fotografiados, sus cuerpos y sus expresiones, independientemente de su vestimenta; en algo han cambiado. Inmediatamente nos percatamos que la fotografía no es reciente, que tiene muchos años. A primera vista no sabemos explicar en detalle en qué consisten los cambios, pero sabemos que hay diferencias entre las personas de entonces y las de ahora.
La moda en cada época sufre modificaciones en los diseños, colores y texturas de las telas. Por el tipo de ropa se puede ubicar la época en la que se usó. Solo que la moda no evoluciona. Los cambios están planeados desde los intereses comerciales de los empresarios que se dedican a ese ramo. Pero la estructura física de las personas sí tiene cambios, aunque no sustanciales en el corto tiempo. El ojo humano logra percibirlos y la mente nos dice que hay modificaciones.
En la actual generación, por ejemplo, existen más hombres sin pelo que en las pasadas.
Otros científicos coinciden en que los humanos del futuro probablemente carezcan de ciertas estructuras corporales que han perdido su función o que, hoy por hoy, causan más problemas de los que resuelven. Este podría ser el caso de las amígdalas que, según conjetura Clarke, compartirán destino con las denominadas estructuras que tuvieron en el pasado alguna función como las muelas del juicio, el coxis -último legado de una primigenia cola- y el apéndice, una peculiaridad más propia de los herbívoros; desaparecerán.
Resulta muy interesante lo que comenta el antropólogo Cadell Last, del Global Brain Institute. En un estudio publicado en la revista Current Aging Science, sostiene que hacia 2050 los humanos viviremos unos cuarenta años más que en la actualidad y tendremos menos hijos y en edades mucho más avanzadas. Esto ocurrirá por el hecho que tendremos mayor capacidad cerebral. Además de la capacidad cerebral que significa mayor inteligencia; los adelantos tecnológicos resolverán problemas del corazón, de los ojos, del cerebro, o las extremidades.
También se podrán insertar dispositivos sub cutáneos para relacionarse con los ordenadores.