Gustavo Bojalil está diciendo que el presidente Trump engaña, a su manera.
Como propietario de una fábrica textil en México, Bojalil está naturalmente preocupado por la retórica del presidente Donald Trump de imponer aranceles a los productos mexicanos o de terminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Alrededor del 20% de la ropa de su fábrica termina en los Estados Unidos.
El empresario, de 49 años de edad, dice que está hablando con empresas de España y Colombia sobre la compra de ropa. También está enfocando su mirada en Argentina, Brasil, Bolivia y Chile como nuevos mercados para explorar.
«Ya estamos buscando alternativas», dice Bojalil, cuya fábrica se encuentra en la ciudad de Puebla. «Ya nos fuimos a España – a Madrid, a Barcelona – para tratar de negociar y hablar con la industria allí».
Bojalil duda que el presidente estadounidense siga con sus amenazas contra México, especialmente en aranceles sobre productos mexicanos.
«No creo que vaya a ser capaz de obtener una tarifa del 20%», dijo Bojalil a Leyla Santiago, de CNN.
Pero Bojalil no se arriesga. Emplea a 180 personas en sus plantas textiles. El impuesto potencial de Trump sobre los bienes mexicanos afectaría duramente a su negocio, lo que le costaría ingresos y casi 30 empleos, estima.
Los astutos empresarios mexicanos, como Bojalil, están comenzando a buscar maneras de reducir su dependencia de la economía de Estados Unidos a medida que la incertidumbre de las políticas de Trump se acentúa.
Alrededor del 80% de las exportaciones de México van al norte de la frontera. Incluso hay un viejo dicho: Cuando los Estados Unidos estornuda, México se resfría. Ahora los mexicanos están buscando maneras de inocularse de la gripe.
Más allá de los aranceles, Trump amenaza con gravar las remesas mexicanas y potencialmente retirarse del TLCAN. Eso perjudicará gravemente la economía de México, dicen los expertos.
El presidente de México, Enrique Pena Nieto, anunció recientemente un nuevo impulso para acuerdos comerciales con países de América Latina, Asia y Europa.
«México se acercará más a Argentina y Brasil (…) para profundizar y expandir las oportunidades comerciales», dijo Peña Nieto el 23 de enero.
El presidente señaló que México seguiría acuerdos con Chile, Perú y Colombia, así como con los países asiáticos que formaban parte del TPP, un acuerdo comercial que Trump mató.
Desde ya, la inversión y el interés en México están empezando a venir del otro lado de los océanos.
La compañía china de autos JAC Motors y Carlos Slim anunciaron a principios de febrero que invertirán 212 de dólares millones en una planta de autos existente en Hidalgo, México, para construir camionetas.
La compañía china de telecomunicaciones Huawei ya ha expandido su presencia en México.
«Mi opinión es que si [el TLCAN] se disolviera, veríamos los esfuerzos de China para fortalecer el comercio y otros vínculos económicos con México», dice Margaret Myers, directora del Inter-American Dialogue, un grupo de expertos de Washington. «Las relaciones entre China y México están en un máximo histórico».
Europa también quiere entrar en el negocio. La mayor fábrica de Volkswagen fuera de Europa se encuentra en Puebla. Audi también abrió una nueva planta en Puebla en septiembre, y BMW anunció recientemente planes para una planta futura en México.
El ministro de Economía de México, Ildefonso Guajardo, y sus homólogos de la Unión Europea acordaron recientemente acelerar las conversaciones comerciales para actualizar un acuerdo existente entre México y la UE.
Europa ha representado el 40% de la inversión extranjera total en México desde el año 2000. Aunque la UE y México iniciaron conversaciones comerciales en 2013, hay un nuevo sentido de urgencia para lograr un acuerdo.
«Modernizar el acuerdo, en nuestra relación bilateral, es el punto número uno de la agenda», dijo a CNNMoney el embajador de la Unión Europea en México, Andrew Standley. «Es un deseo compartido de proceder lo más rápido posible con esta negociación».
Algunos economistas dicen que México tendrá muchos retos por delante si le dice adiós a Estados Unidos, como por ejemplo, cómo se desembarazaría de las vastas redes de cadenas de suministro en Norteamérica, por no hablar de su proximidad a Estados Unidos.
Además de eso, las principales exportaciones de México son automóviles y autopartes. Brasil y Argentina lo hacen también. México también competiría con los fabricantes de automóviles europeos a través del Atlántico. Además, la ventaja de la mano de obra barata en México no es tan valiosa cuando se consideran los costos de envío a Europa.
Pero algunos mexicanos parecen listos para seguir esta estrategia. Bojalil, el dueño de la fábrica, ve la crítica de Trump como una publicidad gratuita y una oportunidad para el resto del mundo.
«Gracias al presidente Trump, el mundo entero está viendo a México», dice Bojalil.