Juego de ingenio y destreza mental, no de habilidad mecánica, Baby-Bee tuvo su génesis en el propósito de difundir una idea matemática de manera sencilla y atractiva. Se trata de un videojuego que no sólo promueve el gusto por esa disciplina, sino también por el cuidado de las abejas.
Se piensa que los videojuegos son sólo para gente ociosa, sin embargo, la mayoría de éstos desarrollan y facultan habilidades, y permiten un acercamiento lúdico a disciplinas como las matemáticas, que de otra manera serían áridas o insípidas, explicó Carlos Vladimiro González Zelaya, egresado y académico de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.
Luego de tres años de trabajo con un equipo de cuatro jóvenes más, González Zelaya emprendió el vuelo con Baby-Bee.
Foto: Carlos Vladimiro González, egresado y académico de la FC de la UNAM.
“Nació a raíz de mi tesis de maestría. Tuve la idea de hacer variaciones sobre un juego, en tableros que no fueran necesariamente cuadrados; empecé con casillas triangulares y después hexagonales. Con los tableros de seis lados obtuve resultados para mi tesis y trabajé con las casillas formadas de hexágonos y rotaciones. De eso se trata Baby-Bee, de simetría rotacional, que es la base del juego, la base teórica y la mecánica fundamental del mismo”, dijo.
Aunque detallado de manera coloquial, el propósito es ayudar a la abeja Baby a “comer” suficientes flores y convertirse en adulta. Para lograrlo, deberá recorrer laberintos con ayuda de algunos aliados, incluido el jugador.
Foto: Baby-Bee / UNAM
“Lo que me gustó es la idea de hacer algo que suele ser más teórico y llevarlo a un aspecto lúdico, que puede estar más cercano a las personas. Si les hablas de teoría de gráficas, de teoremas, se alejarán; en cambio, si se los presentas como un juego, les atraerá, y eso puede incidir en el gusto por las matemáticas”, señaló.
El juego lo puede ejecutar cualquier persona mayor de ocho años, pues las reglas son muy sencillas, pero el reto escala rápidamente y cuenta con niveles avanzados.
Foto: Baby-Bee / UNAM
A raíz de que eran hexágonos, al universitario se le ocurrió que los protagonistas fueran abejas, y ya con esto en mente se enteró de la situación de extinción de estos insectos, los principales polinizadores del planeta. “Si desaparecieran sería catastrófico para la especie humana, por ello, un segundo propósito para el juego es crear conciencia entre la población sobre este fenómeno”, detalló.
Baby-Bee ya está disponible en dos plataformas móviles: iOS y Android, es decir, se puede instalar fácilmente en los teléfonos celulares, es gratuito a la mitad de los niveles, para continuar jugando se puede realizar un pago simbólico.
En esta iniciativa participaron Fabian Jendle, también egresado de la FC, como programador principal, así como Jaime R. Montoya, quien realizó el arte del juego. El encargado de la musicalización fue Ramiro Puente y el del sonido, Jaime Juárez.