Tras la anulación del Gran Premio de Australia en marzo, la Formula 1 se vio obligada a cambiar radicalmente en relación la pandemia del coronavirus, al grado de que regresara este fin de semana en Austria con una organización “paddok” casi militar.
Cuando los monoplazas se enfrenten en el Red Bull Ring de Spielberg este domingo, sin aficionados y con efectivos reducidos, toda persona que tenga que estar ahí será sometida a un protocolo sanitario y a un código de conducta estricto, con test regulares obligatorios, control de temperatura, con relaciones entre escuderías reducidas a lo mínimo, uso de mascarillas, distanciamiento social, seguimientos de los contactos, etc.
«Queremos evitar cualquier infección de las personas presentes», explicó recientemente Adam Baker, el director de seguridad de la Fórmula 1.
«También queremos evitar poner a la gente en cuarentena por sospecha de casos positivos cuando de hecho podrían ser negativos. Y también importante, queremos evitar cualquier daño para la comunidad en su sentido más amplio», añadió.
Esta minuciosa organización prevista para el resto de la temporada crea un contraste con las medidas adoptadas en el “paddock” hace tres meses y medio en Melbourne, en lo que tuvo que haber sido el arranque de la temporada.
“Aquellos preparativos muestran hasta qué punto no estábamos preparados en Australia», admitió Cyril Abiteboul, responsable de la escudería Renault.
Durante marzo, que fue el mes en el cual todas la competiciones deportivas fueron suspendidas, la obstinación de los promotores para mantener el Gran Premio Australia, además de la presencia en Melbourne de 10 escuderías, con sus 20 pilotos y cientos de empleados, ya creó molestia.
«Estoy muy, muy sorprendido que estemos acá», admitió Lewis Hamilton.
«Veo a la gente dedicarse a sus ocupaciones como si todo fuese normal, pero no lo es», añadió el piloto británico cuando la pandemia se comenzaba a propagar por todo el mundo.
A horas de que diera inicio el ensayo libre, apenas los aficionados comenzaban a llegar al circuito, los organizadores dieron a conocer que se cancelaria todo debido a que se había confirmado un caso de COVID-19 en el equipo McLaren.
Después de darse esa cancelación, todo el calendario 2020 de la F1 ha ido retrasándose.
El mismo día, dos Grandes Premios, el de Baréin que estaba previsto para el 22 de marzo y el de Vietnam para el 5 de abril, también fueron cancelados. El 19 de marzo, el GP de España y Holanda también fueron aplazados, mientras que el de Mónaco simplemente fue cancelado, después de que los organizadores dieran a conocer que la situación era incontrolable.
Entre los mese de abril y junio, la F1 tuvo que aplazar el GP de Canadá, mientras que tuvo que anular los de Francia, Azerbaiyán, Japón y Singapur. Fue hasta finales de abril que la Fórmula 1 anunció su reanudación en Austria.
Tras varias discusiones, las autoridades austriacas dieron su confirmación para el 30 de mayo, incluso antes de que la Federación Internacional del Automóvil ratificara el proyecto el pasado 19 de junio.
Pese a la cantidad de anulaciones, la Fórmula 1 tiene pensado realizar un Mundial con entre 15 y 18 carreras hasta que se termine la temporada.
«La situación es diferente a través del mundo y creo que el hecho que estemos dispuestos a aceptar carreras sin público nos ha dado más posibilidades», estimó Ross Brawn, director general de la F1.
Hay otras siete carreras programadas para Europa, después de eso no se ha hecho nada oficial, pero se espera que el campeonato pueda continuar en Asia y América, antes de terminar en Medio Oriente a finales de diciembre, pese a que los organizadores son conscientes de la situación actual.
«Tenemos que examinar cada escenario y desarrollar todas nuestras ideas por adelantado, como los equipos que preparan las estrategias de carrera varias semanas antes, en la fábrica, y nosotros aprendemos en cada carrera», añadió Brawn.
«Es la naturaleza de la Fórmula 1. Es un planteamiento muy militar», concluyó. ?
Fuente: Mediotiempo (Portal electrónico)/Foto: Twitter @F1