La Selección Mexicana de fútbol, bajo la dirección del recién nombrado entrenador Javier Aguirre, regresó con una victoria convincente y llena de optimismo. En un partido amistoso celebrado en el emblemático estadio Rose Bowl de Pasadena, California, México se impuso con autoridad ante Nueva Zelanda, dejando el marcador en un contundente 3-0. Los goles de Orbelín Pineda, César «Chino» Huerta y Luis Romo fueron suficientes para otorgar al equipo azteca un merecido triunfo, devolviendo un poco de la esperanza perdida a sus aficionados, quienes han visto cómo su selección ha tenido un rendimiento irregular en torneos recientes.
El encuentro, que formaba parte de la preparación del Tri para futuras competiciones, estuvo marcado no solo por el buen fútbol exhibido en el terreno de juego, sino también por un ambiente en las gradas que reflejaba el desencanto de una afición que, en los últimos años, ha sufrido numerosas decepciones. Pese a ello, los más fieles seguidores que acudieron al estadio vivieron una noche memorable, donde los jugadores dieron lo mejor de sí bajo la nueva dirección técnica.
Un estadio semivacío y el reto de reconquistar a la afición
El Rose Bowl, con capacidad para más de 89 mil espectadores, es un estadio icónico que ha sido testigo de importantes eventos deportivos a nivel internacional, incluidas finales de Copas del Mundo. Sin embargo, en esta ocasión, solo 25 mil 271 personas se hicieron presentes, dejando gran parte de las gradas vacías. Este hecho sorprendió a muchos, ya que la afición mexicana en Estados Unidos suele responder masivamente a los llamados del Tri. Pero la realidad es que el equipo nacional ha atravesado momentos difíciles, lo que ha generado desilusión entre los seguidores.
A lo largo de los últimos torneos, la Selección Mexicana no ha logrado estar a la altura de las expectativas. En la Nations League, el Tri perdió la final frente a Estados Unidos, mientras que en la Copa América no pudo superar la fase de grupos. Estos resultados, sumados a los cambios constantes en la dirección técnica con entrenadores como Gerardo «Tata» Martino, Diego Cocca y Jaime «Jimmy» Lozano, han generado incertidumbre y falta de cohesión en el equipo.
El regreso de Javier Aguirre, quien ya había dirigido a México en dos ciclos anteriores, fue recibido con escepticismo, pero también con esperanza. Muchos recuerdan con nostalgia las gestas logradas por el «Vasco» en el Mundial de 2002 y en la clasificación a Sudáfrica 2010. Ahora, con su experiencia y carácter, Aguirre tiene la misión de recuperar el espíritu combativo del equipo y devolverle el protagonismo en la escena internacional.
