TORRES GEMELAS ¿DERRIBADAS O DEMOLIDAS?

por | Ago 10, 2023 | Columnistas

Por: Ing. Fernando Padilla Farfán


A veintiún años del atentado a las torres gemelas de New York, aquel 11 de septiembre de 2001, aún flota en el aire la pregunta: ¿derribadas o demolidas?

Las torres fueron un vivo ejemplo de la tecnología en el desafío a la gravedad. Por lo tanto, resulta cuestionable que hayan cedido ante el impacto de sendos aviones tripulados por terroristas de convicciones auto flagelantes, decididos a ofrendar su vida por causas reivindicativas de orden religioso, como fue el caso.

La versión oficial del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, la misma que conoció el mundo; fue centrada en el impacto y la ignición del combustible contenido en los tanques de las naves. Se afirmó que las columnas de acero de la estructura de los edificios de 110 niveles cada uno, fueron doblegadas por el intenso fuego que provocó la caída de ambas torres casi al mismo tiempo.

Pero hay algunos detalles que, analizados de manera acuciosa, contradicen la versión oficial.

Empecemos por lo primero.

El proyecto de las torres nace en el inicio de la década de los sesentas, para convertirlas en el Centro de Comercio Mundial. Su construcción fue la más alta del mundo en esa época. El diseño se lo encargaron al prestigiado arquitecto Minoru Yamasaki, como titular; y otros prestigiados más.

El primer desafío fue que las construcciones resistieran el impacto de un avión Boeing 707, con los tanques llenos de combustible, máxima ocupación de viajantes, y a una velocidad virtualmente la más alta posible para un avión de pasajeros; toda vez la experiencia de 1945 cuando un avión militar, por neblina, chocó contra el Empire State.

De acuerdo a los cálculos de los expertos, cada una de las torres gemelas resistiría no tan solo el impacto de un avión del modelo descrito, si no dos a la vez y en distintos niveles.

También se calculó una explosión virtualmente mayor a una real.

Las columnas fueron revestidas con una mezcla altamente resistente al calor, calculando el que pudiera generar el combustible de más alta ignición conocido en aquel tiempo.

El exterior de las construcciones, como parte del diseño, estaban forradas por una malla metálica que jugaría importante papel ante un eventual impacto: absorbería parte del choque.

Aturdidos por la noticia, los norteamericanos sí creyeron en las versiones oficiales del intenso fuego y la espectacular colisión.

Estaban tan desorientados que no tuvieron oportunidad de reflexionar que, en el mundo, en la historia reciente, ningún edificio con estructura de acero había sido derrumbado por fuego por intenso que fuera. Tampoco reflexionaron sobre los altos márgenes de resistencia y seguridad de las torres gemelas.

No repararon en las intensas nubes de humo que salían de los edificios, y que se explica de la siguiente manera: cuando el fuego es intenso y ha alcanzado su máxima expresión de calor, el humo es escaso. Si hay mucho humo quiere decir que el fuego no es intenso, tal como se observa en las gráficas del desastre. Si no es intenso, entonces cómo explicar el derretimiento del acero.

Otro detalle. De acuerdo al video de un aficionado, metros antes que la nariz del avión tocara la segunda torre, se observa una explosión que sale del interior del edificio. Ninguna razón habría para que así fuera, más aún cuando los tanques de combustible están dentro de las alas.

El combustible de abasto para aviones con motores a reacción, es queroseno. Este combustible ante un impacto como los sucedidos se quema rápido. Tanto que la mayor parte del mismo pudo haberse quemado en la explosión por el choque, y el resto en los siguientes 10 minutos. No durante casi una hora como ocurrió.

El acero cuando se calienta a muy altas temperaturas sufre distorsión. En esta hipótesis, los edificios antes de derrumbarse se hubiesen inclinado paulatinamente hacia alguno de sus lados, no verticalmente hacia abajo.

Las torres Gemelas se derrumbaron en 10 segundos, pero con los efectos de una implosión, como las programadas para destruir edificios viejos sin tocar a los de junto.

Los medios de comunicación informaron del secuestro de cuatro aviones que fueron desviados de su ruta. El tercero de ellos supuestamente se estrelló en el Pentágono. Pero en las fotografías que circulan en internet, que en su momento al parecer se ocultaron para no ser decomisadas por los cuerpos de seguridad, muestran solo un hueco de 5 por 4 metros en la pared, pero sin la huella que hubiesen provocado las alas y los motores.

En el exterior no se encontró ningún pedazo del fuselaje como hubiera ocurrido en un accidente. Dentro del edificio tampoco había partes de la supuesta nave. Como si las paredes lo hubieran tragado.

Los radares registraron un “vehículo” pequeño y veloz en dirección del Pentágono. No un avión.

En los aeropuertos militares de los EEUU hay aviones que pueden despegar en cualquier instante para derribar, si fuese necesario, alguna nave que intencionalmente saliera de su ruta. Nadie se movió a pesar de los reportes de los controladores aéreos.

Cuando el presidente Bush recibe la noticia en una reunión con niños, no le provoca el menor asombro. La expresión de su rostro no sufrió ninguna alteración; continuó atento al encuentro. Quedaron grabadas las expresiones de pasmo de los colaboradores que le dieron la noticia. El resto queda en la especulación.

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