Investigadores de la Universidad de Baylor, en Texas, descubieron que el lado oculto de la Luna alberga una enorme masa metálica incrustada en uno de sus cráteres, específicamente en la cuenca Aitken, ubicada en el polo sur del satélite natural.
De acuerdo con la investigación, publicada en la revista científica especializada Geophysical Research Letters, este objeto metálico llega hasta 300 kilómetros dentro de la Luna.
La cuenca Aitken, en donde se hizo este hallazgo, tiene 2 mil 500 kilómetros de diámetro y 12 kilómetros de profundidad, por lo que sospechan que la masa metálica hallada en el lugar pueda ser parte del origen de se cráter. Este lugar de la Luna no se puede ver desde la Tierra, ya que se encuentra en el lado oculto del satélite natural; para poder encontrar la masa metálica, los investigadores utilizaron datos de la NASA que se utilizaron en la misión GRAIL (Laboratorio Interior y de Recuperación de Gravedad, por sus siglas en inglés).
Este lugar de la Luna no se puede ver desde la Tierra, ya que se encuentra en el lado oculto del satélite natural; para poder encontrar la masa metálica, los investigadores utilizaron datos de la NASA que se utilizaron en la misión GRAIL (Laboratorio Interior y de Recuperación de Gravedad, por sus siglas en inglés).
Con estos datos, los investigadores -encabezados por el profesor de geofísica planetaria Peter B. James- midieron y analizaron los cambios de la fuerza gravitatoria de la Luna, la cual es diferente en cada región.
«Una de las posibles explicaciones para esta masa adicional es que el metal que contenía el asteroide que formó el cráter sigue ahí, incrustado en el manto de la Luna», explica James en el estudio.
Gracias a simulaciones informáticas de impactos de asteroides, se puede estimar que, si las condiciones son las adecuadas, el núcleo de hierro y níquel de un asteroide puede dispersarse entre entre la corteza y el núcleo lunar, por lo que de esto podría tratarse la misteriosa masa metálica.
Otra alternativa es que la masa metálica se deba a una concentración de óxidos asociada a la última etapa de solidificación del océano de magma lunar.
Sin embargo, Peter B. James dice que esto es poco probable, ya que la cuenca Aitken se formó hace 4 mil millones de años, por lo que los rastros de este proceso debieran estar completamente borrados.