Asesinan a cuatro jovencitas en Oaxaca; dos vivían en Coatzacoalcos

por | May 21, 2019 | Policiaca

Mayo dejará nuevamente una terrible huella para La Venta, Oaxaca, y es que a 37 años de un fatídico
accidente vehicular en que cinco muchachitas perdieran la vida, este 20 de mayo de 2019 ahora son
cuatro las jóvenes quienes murieran asesinadas en una disputa sin deberla ni temerla.
PUEBLO FANTASMA
Caminar por las calles de este ejido perteneciente a Juchitán es digno de una escena de película de terror,
pues parece un pueblo fantasma entre las penumbras y un silencio asfixiante, mucho más que el intenso
calor de mayo, la tristeza es lo que más sobresale de este hecho en el que seis personas fueran
ejecutadas colateralmente y dos más resultaran heridas, entre éstas el líder sindical Ventura Ordaz
Santiago, quien apenas en enero recibió amenazas de muerte a través de mantas colocadas en la agencia
municipal.
JÓVENES CON ILUSIONES
Melissa Gutiérrez Felipe, Lucía del Carmen Moya Antonio, Leidy García Carrasco y Berenice Morales
López no tienen únicamente en común ser nativas de La Venta, Oaxaca; todas eran jóvenes menores de
30 años con el sueño de buscar trabajo el día en que perdieron la vida.
Tanto Lucía como Melissa eran recién egresadas y acudieron este lunes a pedir una oportunidad laboral
en el mantenimiento de los aerogeneradores de compañías como Acciona; esto es común cada lunes en
La Venta ante el auge que la industria eólica cobró en los últimos 12 años y que si bien ha traído progreso
en la infraestructura, ha dejado una estela de lamentables acontecimientos.
«Dicen que ellos ya venían tras de los demás en la camioneta cuando dieron el primer trancazo (balazo)
que se regresan todos pa’trás, uno venía en moto y con la metralleta, se metieron y comenzaron a balear,
en ese momento todos agarraron camino», narró una de las habitantes.
Es así, como en una camioneta con herramientas, tres hombres con uniformes de obrero abrieron fuego a
un costado de la carretera que conduce de La Venta a Unión Hidalgo, el objetivo era Ventura Ordaz, a
quien sólo hirieron en la mano, pero las balas también alcanzaron por desgracia a seis personas más,
cuatro mujeres y dos hombres.
«De compañera es que fue (Melissa Gutiérrez) y ella a la muchacha que mataron no iba a apuntarse,
haciendo su servicio estaba ahí en Coatza, la que iba a trabajar es la que quedó viva porque se echó a
correr», es lo que relata una señora que tiene 70 años de vivir en La Venta.
DOS RESIDÍAN EN COATZACOALCOS
Además de tener en común La Venta, Melissa y Berenice tenían varios años de vivir una en
Coatzacoalcos y la otra en Villa Allende, pero el destino las hizo regresar a su pueblo oaxaqueño, pues es
tradición de todo ventero ‘echar la vuelta en su tierra para no olvidarla’.
Melisa de entre 22 y 23 años era recién egresada del Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos
como ingeniera bioquímica y Verónica tenía casi un año de haberse regresado a La Venta a hacer vida de
casada, tiempo que su madre, también nativa del pueblo, llevaba de haber fallecido por causas naturales.
«A otro le pasó la bala por la oreja, ya salió de la operación… a Melissa le alcanzó un balazo en la cabeza,
otro llevó tres balazos, lo remataron», señaló.
En La Venta todo es tristeza, esa misma noche además de los seis velorios había otros tres más de
personas que en días pasados fallecieron por enfermedad; aquello era luto por doquier, un luto más
doloroso de lo normal, que arrancó la vida de cuatro jóvenes con sueños de progresar.
«¡Qué triste está hoy La Venta! ¿De qué sirve que esté el proyecto?», se cuestionaba una de las asistentes
a un novenario, que atónita narraba todo lo que sabía de la masacre que cimbró nuevamente a La Venta
desde mayo de 1982 en que se viviera esa primera noche triste.
LUCÍA DEL CARMEN, UNA DE LAS MÁS LLORADAS
El perifoneo en moto-taxi era igual de dramático que todo ese día, el sólo escuchar que invitaban al velorio
y sepelio de Aquileo Jiménez Ordaz provocaba un nudo en la garganta, pero no más que las palabras
dedicadas en diversos muros de Facebook, en su mayoría a las jóvenes, en especial a Lucía del Carmen,
la muchacha de ojos color miel que capturaban la atención de quien la veía.
«Me dejas el corazón partido mi hermana, mi compañera, fuiste hoy a buscar una oportunidad de empleo y
alguien sin corazón te arrebató las ilusiones que tenías de salir adelante, de ayudar a mi tía… ‘wee’, como
nos decíamos, ¡me vas hacer falta toda la vida!
Sólo me reconforta que ya estás con nuestro Señor y que
de seguro ya estás a lado de tu papá y de mis abuelitos», se lee en uno de los muros de Facebook, en que
una de sus primas da cuenta de lo mucho que Lucía significó para quienes la conocieron.
En poco menos de dos años la familia Moya Antonio tiene dos pérdidas, la primera fue la de su padre.
De Lucía ahora queda ese recuerdo y gran carácter de una joven con ganas de comerse al mundo y de
buscar un mejor futuro, mientras que en La Venta a causa de los decesos, todas las clases fueron
suspendidas, sin embargo, el pueblo enfrenta un luto de tal magnitud que de narrarlo enternece a
cualquiera.