Apple acepta pagar 31.000 millones en EE UU tras la reforma fiscal de Trump

por | Ene 17, 2018 | Economía


Apple
, la mayor compañía cotizada del mundo, anunció el miércoles que planea pagar en Estados Unidos alrededor de 38.000 millones de dólares en impuestos (equivalentes a 31.000 millones de euros) para repatriar beneficios acumulados en el extranjero. La compañía presidida por Tim Cook tiene embolsados algo más de 252.000 millones de dólares fuera de EE UU por sus ganancias globales y aprovecha la rebaja fiscal que ofrece la reforma de Trump para repatriar casi la mitad de este dinero. La tecnológica anunció al mismo tiempo un plan de inversión para los próximos cinco años con el que espera crear hasta 20.000 nuevos empleos en EE UU. Estima que así generará el equivalente a 350.000 millones en actividad económica.

El formidable éxito de Apple con sus aparatos no es suficiente para que abandone su racanería fiscal. La compañía acumula un amplio dosier de críticas por sus prácticas tributarias abusivas en todo el mundo. Hasta ahora. La firma de Cupertino anunció que hará el mayor pago de impuestos de la historia. Abonará 38.000 millones de dólares al fisco estadounidense para repatriar sus beneficios en el extranjero. No precisó en qué plazo ni en qué condiciones, pero se trata de la mayor cantidad abonada nunca por una empresa al fisco, según explicó la compañía, que se define como el primer contribuyente de Estados Unidos.

En un comunicado, Apple explica que ha tomado la decisión tras los recientes cambios fiscales. Se refiere a la reforma tributaria de Donald Trump que favorece a las grandes corporaciones. Al tiempo, la firma de la manzana invertirá millones de dólares en crear empleos en EE UU y en invertir en una nueva planta. “La historia de éxito de Apple solo podría haber sucedido en América”, afirma su consejero delegado, Tim Cook, en el comunicado. Y añade: “Por eso estamos orgullosos de construir sobre nuestra larga historia apoyando a la economía de EE UU”.

Trump reclamó al inicio de su mandato que las empresas estadounidenses hicieran más esfuerzos por crear empleo en EE UU. Incluso llegó a amenazar a algunas de las grandes corporaciones si no trasladaban sus factorías en el extranjero a suelo estadounidense.

Con el plan anunciado el miércoles, la tecnológica de Cupertino pone el listón alto. Es la última entre más de un centenar de corporaciones que, como el operador AT&T o la cadena comercial Walmart, anunciaron en las últimas semanas inversiones en el país aprovechando los ahorros que le aporta el cambio fiscal. Apple cifra en 75.000 millones la contribución directa que se derivará de las nuevas inversiones y a los impuestos que pagará por repatriar capital.

El fabricante del iPhone y de los Mac es ya el mayor contribuyente del país, pese a los ahorros que logra con una estructura que le permite aparcar fuera de EE UU los beneficios que genera su negocio en el extranjero.

Apple contaba con 268.900 millones de dólares en efectivo. El 94% está en el exterior, acumulado en países con un régimen fiscal más favorable, como Irlanda. Ahora repatriará una buena parte. Tampoco aclara cómo distribuirá el dinero que devuelva a EE UU, que puede destinarse a dividendos para recompensar a los inversores, a la recompra de acciones o a financiar la compra de empresas. Por eso explica que el nuevo plan de inversión se concentrará en la creación de empleo, en mejorar su capacidad manufacturera y en el desarrollo de aplicaciones.

Nuevo campus en EE UU

Apple tiene previsto crear un nuevo campus corporativo en EE UU. La firma cuenta con 84.000 empleados en el país. “Esperamos que se genere aún más empleo como resultado de estas iniciativas”, augura la firma, que cifra en 55.000 millones la inversión que hará en 2018.

El presidente Donald Trump cargó duro durante la campaña electoral contra Apple. Llegó a decir que iba a forzarle a fabricar sus “malditos” dispositivos electrónicos en EE UU en lugar de en países con mano de obra barata. La mayor parte de la producción de la multinacional se concentra en China. En julio, Trump adelantó que Tim Cook le había prometido construir tres fábricas.

“Serán grandes, grandes, grandes”, aseguró en una entrevista con The Wall Street Journal, solo un mes después de que Cook participara en una reunión en la Casa Blanca con ejecutivos de otras firmas tecnológicas. El sucesor de Steve Jobs evitó hasta ahora entrar en detalles. Foxconn, una de las compañías que fabrica el iPhone para Apple, también hará una inversión multimillonaria.

Cook ya dijo a raíz de la victoria de Trump que estaba dispuesto a invertir en la expansión de la capacidad manufacturera en EE UU y en este sentido creó un fondo dotado de 1.000 millones de dólares para la promoción de empleos cualificados. Con el último anuncio, ese programa se multiplica por cinco. Las empresas, de hecho, tienen dificultad para cubrir puestos vacantes.

“Creemos profundamente en el poder del ingenio americano”, concluye el consejero delegado de Apple, “por eso estamos centrando nuestras inversiones en áreas donde podemos tener un impacto directo en la creación de empleo y en la formación de los trabajadores. Tenemos un amplio sentimiento de responsabilidad de devolver a nuestro país y a la gente que hizo posible nuestro éxito”.

LOS ENREDOS FISCALES DE LA FIRMA DE TIM COOK

Apple suma expedientes de autoridades tributarias de medio mundo. Es una de las firmas que más se aprovecha de los recovecos que dejan las legislaciones tributarias para reducir al mínimo el pago de impuestos.

La Comisión Europea exigió a Irlanda el pago de 13.000 millones de euros que había dejado de ingresar por el ventajoso acuerdo fiscal que Dublín brindaba a Apple. La firma con sede en Cupertino (California) ha centralizado en Irlanda las operaciones que realizan sus filiales en el resto de países europeos.

Los expertos denominan a esta estrategia “prácticas fiscales abusivas” y existe un gran debate en el mundo tributario si es fraude o un aprovechamiento lícito de las leyes fiscales. Apple, al igual que Google, es una de las firmas que más usa estas estrategias.

Tal es su énfasis en estas prácticas que hace cinco años prefirió pedir un préstamo de 13.000 millones en EE UU para repartir dividendos cuando tenía más de 150.000 millones en el exterior. Le resultaba más barato endeudarse que pagar los impuestos para repatriar ese dinero.