Las gafas del futuro pasan por ir mucho más allá de la realidad aumentada o de la realidad virtual, como demuestra que Ethan LaCroix, un niño con una ceguera del 75%, ha podido jugar al baloncesto con dos de sus ídolos de los Harlem Globetrotters. Para hacerlo posible ha necesitado unas eSight Eyewear, gafas electrónicas desarrolladas por una startup de Toronto. Gracias a sus dos pantallas OLED, a una cámara y a un software que procesa el vídeo para que encaje en la vista, las personas no comienzan a ver, pero sí recuperan su vista parcialmente.
Según cuentra Ethan, la primera vez que vio, “miré por la ventana y pude ver las señales de tráfico y las señales de los edificios”. Después de ese momento, junto a poder ver en directo un partido de los Raptors de Toronto y acudir a un concierto de AC/DC, también ha podido ver jugar a su hermano al hockey. Para realizar estas actividades o jugar con sus ídolos se ha beneficiado del zoom de 14 aumentos que brindas las eSight Eyewear.
Las gafas del futuro pasan por ir mucho más allá de la realidad aumentada o de la realidad virtual, como demuestra que Ethan LaCroix, un niño con una ceguera del 75%, ha podido jugar al baloncesto con dos de sus ídolos de los Harlem Globetrotters. Para hacerlo posible ha necesitado unas eSight Eyewear, gafas electrónicas desarrolladas por una startup de Toronto. Gracias a sus dos pantallas OLED, a una cámara y a un software que procesa el vídeo para que encaje en la vista, las personas no comienzan a ver, pero sí recuperan su vista parcialmente.
Según cuentra Ethan, la primera vez que vio, “miré por la ventana y pude ver las señales de tráfico y las señales de los edificios”. Después de ese momento, junto a poder ver en directo un partido de los Raptors de Toronto y acudir a un concierto de AC/DC, también ha podido ver jugar a su hermano al hockey. Para realizar estas actividades o jugar con sus ídolos se ha beneficiado del zoom de 14 aumentos que brindas las eSight Eyewear.
El problema de estas gafas, que ya llevan unos años en desarrollo, es que ni siquiera en Canadá, donde existe un sistema de seguridad social, son cubiertas por el Estado. Todo aquel que quiera adquirirlas ha de pasar por caja, aunque la eSight ofrece descuentos y facilidades para hacer un crowdfunding que haga más fácil y rápido el proceso de compra para aquellas familias que no se pueden permitir un desembolso así.
Por su precio y tamaño, además de por los requisitos energéticos para hacerlas funcionar, de momento no serán un producto masivo, pero tal y como ha ocurrido a lo largo de la historia con todos los avances médicos, seguro que productos como estas eSight se acaban popularizando y haciendo mucho más portables. A soluciones como esta les beneficia, sin duda, que la era tecnológica que vivimos tenga tanto que ver con lo visual, pues son numerosas las compañías invirtiendo grandes cantidades en hacer que personas con vista muy variada sean capaces de ver por igual.