Las palomas mensajeras podrían compartir la capacidad humana de aprovechar el conocimiento de otros, mejorando con el paso del tiempo su eficiencia en rutas aéreas, a juzgar por los resultados de un nuevo estudio.
La habilidad de recoger, transferir y mejorar el conocimiento con el paso de las generaciones se denomina cultura acumulativa. Hasta ahora, esta habilidad se creía exclusiva de los humanos y de algunos otros primates.
Takao Sasaki y Dora Biro, del Departamento de Zoología en la Universidad de Oxford en el Reino Unido, se propusieron averiguar si las palomas mensajeras pueden mejorar gradualmente sus rutas de vuelo, con el paso del tiempo. Retiraron y reemplazaron individuos en parejas de aves a las que les dieron una tarea específica basada en un trayecto aéreo. Todos los pájaros fueron soltados en el mismo lugar. Se simuló la sucesión generacional con el reemplazo continuo de las aves que conocían la ruta por otras inexpertas que jamás la habían recorrido antes. La idea era que estos individuos pudieran transmitir entonces su experiencia sobre ella a la siguiente generación de pareja, y permitir asimismo que la inteligencia colectiva del grupo mejorara continuamente la eficiencia de la ruta.
Los resultados de la investigación indican que en las aves, con el paso del tiempo, el estudiante se convierte efectivamente en maestro. El rendimiento en la navegación de las parejas mejoró de forma consistente con el transcurso de las generaciones, simplificando su ruta para lograr un vuelo más directo. Grupos de posteriores generaciones acabaron por superar en rendimiento a los individuos que volaban en solitario o en grupos que nunca cambiaron de compañeros. También resultó que las rutas eran más parecidas en generaciones consecutivas de la misma cadena de parejas de palomas que entre ellas, demostrando una transferencia de conocimiento entre generaciones, o una “cultura” de rutas.p