Una simple terapia basada en charlas de pacientes con “abuelas” y financiado por Canadá está ayudando a reducir de forma dramática las enfermedades mentales en Zimbabue, según un nuevo estudio de salud.
La terapia, llamada “banco de la amistad”, ha reducido los casos de depresión, ansiedad y otras enfermedades mentales de un 50 a un 14 por ciento en los principales centros urbanos de Zimbabue.
La intervención consiste simplemente en la instalación de bancos de madera en clínicas del país africano donde “abuelas” de la comunidad están disponibles para conversar durante 45 minutos a la semana con individuos que sufren depresión y ansiedad.
El tratamiento dura seis semanas y las “abuelas” utilizan teléfonos móviles y tabletas para contactar con especialistas cuando es necesario un tratamiento más específico.
Las “abuelas”, capacitadas como trabajadoras sanitarias para escuchar y apoyar a los pacientes, se han convertido en un valioso instrumento en un país de 15 millones de habitantes que sólo cuenta con 10 psiquiatras y 15 psicólogos clínicos.
El principal autor del estudio y uno de los fundadores de la red de bancos de la amistad, el doctor Dixon Chibanda, señaló en un comunicado que “las enfermedades mentales comunes suponen una enorme carga en todos los países subsaharianos”.
“Desarrollado durante 20 años de investigación comunitaria, el banco de la amistad empodera a los individuos para conseguir un mejor control sobre sus vidas al enseñarles una forma estructurada de identificación de problemas y búsqueda de soluciones que funcionan”, añadió Chibanda.
El Gobierno canadiense a través de la organización Grand Challenges Canada (GCC) proporcionó 1 millón de dólares canadienses (740 mil dólares estadounidenses) a Chibanda para ampliar la red de bancos de la amistad a 72 clínicas en las ciudades de Harare, Gweru y Chitungwiza, que suman 1,8 habitantes.
Hasta la fecha, más de 27 mil 500 personas han sido tratadas en los bancos de la amistad.
Canadá, a través de GCC, se ha convertido en los últimos años en el país líder en la financiación de programas de salud mental, como el banco de la amistad, en los países en desarrollo.
Según el estudio, los pacientes con depresión o ansiedad que fueron tratados en los bancos de la amistad, tuvieron tres veces menos probabilidades de volver a padecer síntomas seis meses después de recibir la terapia en comparación con los individuos que recibieron el tratamiento habitual.
Además, también tuvieron cinco veces menos probabilidades de tener ideas suicidas que las personas del grupo de control.
El 50 por ciento de los pacientes que recibieron tratamientos regulares siguieron padeciendo síntomas de depresión mientras que para los tratados en los bancos de la amistad la cifra se redujo al 14 por ciento. La reducción fue del 48 al 12 por ciento en el caso de ansiedad.
El 86 % de los pacientes tratados en los bancos de la amistad fueron mujeres, más del 40 por ciento son VIH positivos y un 70 sufre violencia doméstica o enfermedades físicas.
El doctor Peter Singer, director de GCC, declaró a Efe que la terapia de los bancos de la amistad de Zimbabue puede ser usada en otros países en desarrollo adaptando el programa a las características culturales de cada lugar.
“En los países en desarrollo, el 90 por ciento de las personas con enfermedades mentales no tienen acceso a tratamiento. Necesitamos innovaciones como el banco de la amistad para revertir la cifra y pasar del 10 por ciento de las personas recibiendo tratamiento al 90 por ciento”, explicó.
“Si eres pobre en un país en desarrollo, tienes menos del 5 al 10 por ciento de probabilidades de ser tratado de enfermedades mentales o incluso simplemente diagnosticado en el caso de padecer trastornos. Con los bancos de la amistad la cifra sube al 90 por ciento”, añadió Singer.