Cuidado con las fotos que eliges, te identifican

por | Feb 8, 2017 | Tecnología

Narciso, el hermoso personaje de la mitología griega, era incapaz de amar a otras personas por estar embelesado con su reflejo, esa fue la razón de su muerte. Freud tomó esta figura para denominar una patología que Christopher Lasch convertiría en una norma cultural: el narcisismo. El culto al individuo y la búsqueda fanática por mostrar el éxito logrado ha pasado de ser una conducta patológica a ser un comportamiento cotidiano. En este afán, nos tomamos fotografías y las compartimos sin que medie un filtro analítico que nos haga reflexionar si la imagen nos ayuda o nos perjudica. Compartimos imágenes por compulsión.

Hay un gran descuido al elegir las fotografías que usamos para ser identificados en redes sociales. Un error común es confundir el ámbito profesional con el personal. No se diferencia lo que hacemos público en el muro de Facebook que, en el perfil de LinkedIn. No se distingue entre la foto que escogemos para mandarla a un amigo que para ponerla en un curriculum vitae. La gente tiende a olvidar que la imagen de WhatsApp será vista por amigos y familiares, pero también por clientes, proveedores, jefes y subordinados si usamos el teléfono celular para trabajar.

No podemos dejar de ver que las redes sociales son un gran instrumento profesional. Las personas hoy vivimos en una vitrina y es relativamente fácil verlas. En esa condición, las imágenes pueden hablar a nuestro favor o en contra, por ello es de vital importancia tener cuidado con las fotos que elegimos ya que ellas te identifican.

Lo que debemos tomar en cuenta:

  1. Elige una fotografía apropiada. Escoge una foto en la que se muestren aspectos positivos de quién eres. Prefiere el aspecto más profesional posible, como el que se tiene cuando estás delante de un cliente o en una reunión de negocios.
  2. Aléjate de las fotografías en las que aparezcas practicando tu deporte favorito o gozando de uno de tus hobbies, pues no son las más adecuadas en el ámbito profesional. Deja de lado aquellas en las que sales con tu familia y mucho menos pongas aquellas en las que estés en actitudes cariñosas con tu pareja. Las mascotas no son buena idea.
  3. Ten cuidado con el atuendo. La sobriedad es lo mejor. Evita vestirte como si acudieras a una fiesta y no escojas algo demasiado informal. Busca colores favorecedores a tu tono de piel y una indumentaria acorde a tu sector profesional. Recuerda que cada sector tiene sus códigos específicos: un profesional financiero nunca vestirá de la misma forma que una que se desempeñe en entornos más creativos. Todos deben buscar dar una imagen limpia y confiable de sí mismos.
  4. La fotografía debe ser un mensaje que informe quién eres. Es importante escoger una que sirva para destacar tu imagen. Es vital evitar distractores y crear una atmósfera profesional. Una foto puede ser el primer filtro de decisión y es muy importante cuidar el mensaje que estamos dando.
  5. Si eres el dueño de una empresa o quieres promocionar una marca, no te confundas: el protagonista del mensaje eres tú, no tu proyecto. En esa condición, es imprescindible no cometer el error de poner como imagen un logotipo o un eslogan. En todo caso, crea un perfil aparte y específico para ello. Pero, en tu perfil profesional la imagen que interesa es la tuya.
  6. Las fotografías que utilizamos en el ámbito profesional deben mostrarnos en este terreno. Caer en la tentación de mostrar lo que estamos comiendo, en dónde estamos, con quien viajamos, no es aconsejable, a menos que estemos publicando cuestiones meramente profesionales.
  7. Publicar fotografías que digan Yo comiendo, yo con mi mejor amiga, yo en el nuevo bar, muestra una imagen ávida de notoriedad fácil y necesidad de amigos virtuales que no resulta ser un mensaje muy benéfico para el terreno profesional. Resultan peores las que informan sobre aspectos como: yo triste, muy enojada y totalmente inadmisibles las que nos muestran en actitudes soeces o haciendo señas groseras u ofensivas.
  8. Cuidado con las selfies. Esas imágenes que opinamos que son perfectas y que nos muestran como creemos que los demás nos ven, alteran nuestros rasgos personales y exponen una realidad alterada de lo que somos en realidad. Muestran, en general, poca seriedad y son pocas las que son la excepción.

La tendencia narcisista que estamos viviendo es poco compatible con el terreno profesional. En el terreno virtual, parece que la imagen cuenta más que lo que en verdad hacemos y queremos alcanzar. En cambio, en el terreno de la cotidianidad profesional, el momento de la verdad nos enfrenta a desempeñarnos para obtener aquello que anhelamos. En lo virtual, podemos modificar, retocar, componer, pero, en la vida laboral, eso es más difícil. Según la firma Michael Page, una de las quejas más difundidas de los empleadores es que la gente no cae en la cuenta de esta diferencia esencial.

Lo cierto es que el mundo virtual debe ser una herramienta de ayuda para construir una imagen profesional con la que podemos catapultar y dar impulso a nuestro crecimiento. Esta forma de relacionarnos mueve dinero. El despacho Merril Lynch calcula que las redes de contacto que se tejen alrededor de las redes sociales tienen un impacto de 3.7 millones de dólares que impulsan las carreras profesionales de jóvenes y adultos.

Por supuesto, la envergadura de este impacto nos debe llevar a analizar para que juegue a nuestro favor y no en nuestra contra. Debemos cultivar una imagen que sea adecuada y concordante con la actividad profesional que llevamos a cabo. Las fotografías constituyen una puerta, una invitación a cruzar el umbral. Son una provocación para que conozcan más de nosotros. Ahí radica la importancia y el cuidado que debemos tener al elegir una fotografía, pues nos identifica.

La fotografía que elegimos debe ser un elemento que invite al receptor del mensaje a cruzar la frontera y no un mecanismo que asuste y nos cierre puertas. Lo es en el ámbito personal y con mayor acento, en el terreno profesional.